Dos noches depués del insólito eclipse de sol que la había despertado en mitad del día, Julia Camilina se hallaba de nuevo en el templo. Estaba inquieta desde entonces, y la paz de aquel lugar sosegaba a su Bestia.
Tras depositar una pequeña ofrenda en el altar, una colcha tejida al estilo griego con sus propias manos que Philippo sin duda usaría para algún herido, la joven Ventrue se retiró a un rincón discreto. Necesitaba meditar, y era la mejor forma de que los mortales no la molestasen. Y si algunos de los amos de aquel lugar aparecía, quizás pudieran dar respuesta a alguna de sus preguntas.
Tras depositar una pequeña ofrenda en el altar, una colcha tejida al estilo griego con sus propias manos que Philippo sin duda usaría para algún herido, la joven Ventrue se retiró a un rincón discreto. Necesitaba meditar, y era la mejor forma de que los mortales no la molestasen. Y si algunos de los amos de aquel lugar aparecía, quizás pudieran dar respuesta a alguna de sus preguntas.